Estuve muy ocupado este año investigando y estudiando sobre la resiliencia, la autorregulación, la serenidad y la esperanza, y por poco pierdo de vista una virtud que se encuentra implícita dentro de todas aquellas, pero que vale la pena mantener con su propio nombre e identidad: La paciencia.
Dice un proverbio persa que la paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces. Una primera cosa que nos presenta esta idea es que la paciencia cobra una mayor significación en la adversidad, cuando las cosas no marchan como quisiéramos o incluso parecen en contra nuestra. Dice Kant que es la fortaleza del débil, destacando la vulnerabilidad de quien la practica. Y he aquí porque la paciencia no es muy popular; a nadie le gusta hacer gala de la paciencia, porque está claro que cuando más sentido tiene, es en aquellos momentos que nadie desea deliberadamente.
Deseamos la conquista, colocarnos metas y lograrlas, vencer los obstáculos, sortear las dificultades. Por ello la popularidad que han tenido las artes de la dirección. Japón sufrió un duro golpe con Hiroshima y Nagasaki, pero aprendió un conjunto de técnicas y años después logró destronar a su maestro en la industria automovilística.
Nos gustan los cuentos y las historias de los héroes por eso mismo; porque logran poner en jaque a sus oponentes y salir airosos. Sobran las historias. Me interesaron estas historias desde joven y por ello dí en mis veinte con Joseph Campbell, quien se apasionó por ellas y estableció un modelo del héroe. Supe que luego asesoró en la creación de la saga de la Guerra de las Galaxias.
Nos gustan los finales triunfales. Pero muchas veces ante esa emoción grandiosa nos olvidamos de los momentos difíciles del héroe. Esos momentos en los que pareció abandonado por los dioses, que pareció que el enemigo era más poderoso, que no se veía la forma de salir airoso y todavía no se tenía un plan. El héroe enfrentado con un determinado destino, en un momento dado no comprende como va a poder superar esa situación. En ese momento, es donde todo héroe hace gala de virtudes como la humildad, la pureza y la paciencia.
La paciencia no es indolencia. Tampoco es pasividad. La paciencia está acompañada de la esperanza y de la serenidad. Es una actitud ante la adversidad que caracteriza a la persona con resiliencia y con optimismo, que le permite saber esperar cuando ya ha realizado su parte o una fracción significativa de ella, pero todavía no logra los resultados esperados. Esta actitud, nos permite ir a las causas de las causas, para repasar nuestros planes y evaluar por que aún no hemos logrado del todo nuestras aspiraciones. Tal vez sólo sea cuestión de tiempo o tal vez habrá que realizar otras acciones adicionales, tal vez haya que enfrentar nuevas dificultades que consumen recursos que se pensaban destinados en una determinada dirección.
De alguna manera, la paciencia tiene que ver con el tiempo y con la aceptación de que es necesario comprometerse con un determinado timming y con un conjunto de restricciones de una situación dada. La ensoñación, la evasión, la queja, la molestia o el desespero, no contribuirían con la reflexión aguda y calmada que es requerida en momentos de adversidad, para poder entrever los verdaderos patrones causales, para tomar de una vez el control final de nuestros estados interiores y del medio que nos rodea.
La impaciencia y el desespero al que conduce, puede llevarnos a alterar el curso natural de un proceso, estropeando todos los esfuerzos y recursos que hemos invertido hasta el momento. Por ello, la sabiduría del proverbio indicado más arriba cuando señala que los frutos de ese árbol son muy dulces.
Esta cualidad psíquica que es la paciencia nos permite administrar la energía para aplicarla en forma dosificada a las actividades que nos van a conducir al estado que deseamos. Implica aplicar la energía en forma cuidadosa e implica, mantener la acción y la buena actitud aún cuando no veamos avance o retribución, e incluso ante retrocesos, sin alterarnos, sin renunciar, manteniendo el entusiasmo y la serenidad.
Aunque el héroe triunfa y vence, no podemos dejar de lado que él acepta los desafíos que le son impuestos. Los héroes de todas las historias tienen que aceptar cierto destino que se presenta en la forma de una situación y un conjunto de restricciones. El personaje no elige participar de esa situación ni en ese rol en particular. Sin embargo, vive un proceso de iniciación en el que termina por aceptar una misión y cumplir finalmente con su cometido, no como un esclavo que teme las consecuencias, o como un empleado que espera una ganancia, sino como un protagonista que se siente dueño del proyecto. Generalmente, el héroe cuenta con alguna ayuda que le favorece en forma especial y sin su conocimiento.
Victor Frankl, psiquiatra judío que sobrevivió el holocausto y de quien he hecho referencia en otros artículos, escribió en uno de sus libros que nuestra cultura está acostumbrada a ver preferentemente los logros como parte del éxito, pero que para poder realmente tener éxito, también hay que saber cumplir. Es cierto que Kant decía que la paciencia es la fortaleza del débil, pero también decía muy acertadamente que la impaciencia es la debilidad del fuerte. Es decir, hay que saber lograr, pero tanto como ello, es importante saber cumplir. Cumplir con los requerimientos que hace la situación.
La esperanza es el componente emocional de la paciencia; viene a ser un equilibrio entre dos extremos, como muchas virtudes. El déficit de esperanza es la desesperanza y su exceso el desespero. El desespero implica querer imponerse sobre la situación, desconocer las restricciones que ella trae consigo, las cuales son parte del desafío que tenemos delante. Sin la paciencia no podemos prepararnos para la acción posterior; y mientras nos preparamos, vemos muchas opciones, no tenemos una clara, nos sentimos por momentos superados por los obstáculos, se presentan dudas y temores, reina la incertidumbre. Por ello, para poder salir victoriosos es necesario la acción ciertamente, tanto en su principio activo como pasivo; su principio activo es el logro y su principio pasivo el cumplimiento.
Lazarus y Folkes, estudiosos del estrés, encontraron en su trabajo de investigación que las estrategias efectivas para afrontar el estrés –léase, los problemas- son aquellas que garantizan el engagement con la situación. Si se puede resolver el problema, se resuelve y ya y el estrés no pasa de una mera tensión. Pero si no hay una respuesta clara o es elaborada y compleja, requiere de una acción sostenida para ver los resultados y no hay garantía de logro, entonces hay que acudir a técnicas emocionales y cognitivas mientras tanto, pero sin perder de vista el aquí y el ahora. Estos investigadores encontraron que estrategias que alejan, distraen, evitan o deslegitiman la situación, es decir, de disengagement, no son efectivas para enfrentar el estrés y superar las dificultades.
Estos hallazgos son congruentes con otro esfuerzo paralelo que se ha hecho con una técnica en particular que promueve el engagement desarrollada por Kabat-Zinn llamada Mindfulness (atención plena). Hay otras técnicas que logran lo mismo, es decir, garantizar una atención enfocada en el presente, sin molestias, sin resentimientos, sin disgustos, sin ansiedad. Esas emociones son producidas por ideas subyacentes y aceptarlas implica continuar dándole cuerda a los paradigmas y creencias programados durante nuestro desarrollo y que pretenden actuar con autonomía a través de una hiper activación del hemisferio dominante.
Mantener la atención en el presente implica aceptar la situación sin rebelarse y sin evaluarla, con serenidad y con la certeza de que en ella se encuentra la clave para la solución del problema. Una mejor comprensión nos va a dar la base para permitirnos luego iniciar las actuaciones necesarias en el momento adecuado. Hay tiempo para la acción y tiempo para prepararse para la acción.
Muy interesante y esclarecedor ,el articulo.
Quiero citar algunas frases que me hicieron sentido.
»La Paciencia no es Indolencia ,tampoco Pasividad»
»Protagonista que se siente Dueño del Proyecto»
»Paciencia Fortaleza del Debil y la Impaciencia es la Debilidad del Fuerte»
»Hay Tiempo para la Accion y Tiempo para Prepararse para la Accion»
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Gracias por tus comentarios, Saludos!
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Me gusto mucho este artículo, y una de las cosas q me llego es que «la paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces» lo importante es nunca perder el norte y pensar en que nos puede ayudar ese momento para cumplir con nuestras metas y enfocarse en eso.
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GRacias por tus comentarios!
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Excelente artículo! gracias por continuar enriqueciéndonos…
Atentos Saludos,
Yuraldy Galué
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Gracias Yuraldy por tus palabras. Saludos!
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Me encantó!!!
Muy apropiado para mi en estos momentos.
Espero que no tengas inconveniente en que lo comparta mas delante.
Gracias.
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Gracias por tu comentario!!! Gracias por visitar el Blog.
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Puedes ver tu articulo en mi página:
https://www.facebook.com/notes/fuego-que-transforma/las-dos-caras-de-la-victoria-por-v%C3%ADctor-calzadilla/375412272487363
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[…] (En Venezuela acaba de haber una elección presidencial, por cierto, que no puedo dejar de comentar, sin vincular este artículo o el blog a la política. Sólo me limito a decir que los resultados electorales podrán tener contentos a un XX% por ciento de la población, pero mantiene enmudecido al resto. En particular en mi área de residencia hubo un silencio sepulcral al darse la noticia oficial, que se prolongó hasta el lunes en la tarde, con uno que otro cornetazo aislado celebrando al Oficialismo). [A este respecto me permito hacer referencia al análisis que hice en un artículo llamado, las-dos-caras-de-la-victoria/] […]
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[…] Enlace recomendado: muy vinculado a la serenidad está la paciencia la cual traté especialmente en https://excelenciapersonal.wordpress.com/2010/11/23/las-dos-caras-de-la-victoria/ […]
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[…] https://excelenciapersonal.wordpress.com/2010/11/23/las-dos-caras-de-la-victoria/ […]
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