Estas son algunas reflexiones a propósito de mi lectura del libro The Middle Passage: from missery to meaning in middle life de James Hollis.
Este autor define la neurosis como la “división entre lo que somos y lo que estamos llamados a ser.” En esta definición está implícita la idea de que tenemos una esencia que conlleva consigo un determinado propósito. Esta esencia es aquello a lo que “estamos llamados a ser”.
Ahora bien, en el transcurrir de la vida vamos adoptando papeles que nos proporcionan un sentido de identidad temporal. Y esas identidades van guiando nuestras acciones. Estas identidades son proporcionadas por los dramas y juegos psicológicos, familiares y sociales en que paticipamos. Actúan como carrozas que dan un sentido temporal a nuestra vida por determinados periodos o incluso por una vida entera.
Las situaciones que propician la construcción de las identidades temporales son pasajeras. Sin embargo, existe una tendencia en el ser humano, en algunos más acentuada que en otros, a aferrarse a situaciones e identidades. O de aferrarse a nuevas situaciones y relaciones que proporcionen nuevas identidades y nuevos propósitos.
Sin embargo, algunos pueden tener la fortuna (aunque quizas ellos mismos no lo vean de este modo en un primer momento), de no contar por un tiempo con ninguna nueva situación que preste una identidad, dejando a la persona en un suspenso, en un vacio, en un entreparentesis, que lo lleva necesariamente a confrontarse con la brecha entre lo que se ha sido y lo que se está llamado a ser. Esta situación es virtualmente como un alumbramiento y como tal conlleva grandes dolores. Es una situación que reclama una sinceración de la vida, es lo que el autor llama el “pasaje intermedio”,
Según el autor, el pasaje intermedio exige “…confrontar nuestras dependencias, complejos y temores sin la mediación de otros. Esto requiere que abandonemos nuestra tendencia a culpar a otros … y que tomemos la completa responsabilidad de nuestro bienestar físico, emocional y espiritual.”
Si logramos con éxito traspasar las fronteras del pasaje intermedio, “podemos convertirnos en extraños a aquellos que pensaron que nos conocían, pero al menos ya no seremos más extraños a nosotros mismos.”
La imagen que me viene a la mente sobre este alumbramiento es la del personaje principal de la película Matrix, Neo, cuando decide desconectarse de la máquina con la que vivía una simbiosis.
Reblogueó esto en Excelencia Personaly comentado:
El artículo que estoy preparando tiene que ver con estos apuntes que documenté en el Blog por el año 2009.
Me gustaMe gusta
[…] Excelencia Personal […]
Me gustaMe gusta